Cuando me encontraba en la universidad, estudiando la carrera de economía, me sorprendí con una investigación de Gustavo Yamada sobre la situación del mercado laboral en el Perú. En dicha investigación, los datos sobre el desempleo y el subempleo eran alarmantes. En la actualidad, la situación del desempleo y subempleo en los jóvenes sigue siendo problema publico sin una solución integral. Esto ultimo se debe, en parte, a la poca preocupación de los gobernantes, que mas se dejaron llevar por los grandes números del crecimiento económico, por otra parte, las empresas, desde anos atrás, no invierten en capital humano (tampoco lo hacen en la actualidad).

Este problema publico tiene su origen en la poca dotación de capital humano incorporada en los jovenes. Ello restringe sus posibilidades de inserción laboral, generada por su vulnerabilidad al respecto (falta de formación o de experiencia laboral). Por ello, considero pertinente mejorar la empleabilidad de los jóvenes capacitándolos.

La existencia de jóvenes desempleados y subempleados trae consigo un costo social alto porque implica desventaja social y deterioro del capital humano para dichos jóvenes, además es una fuente potencial de problemas sociales como la pobreza, la delincuencia, entre otros. Por ello, es necesario la intervención del Estado, pero dicha intervención no solo se debe basar en incrementar el salario mínimo, como proponen los candidatos en esta etapa electoral, ya que eso solo es un paliativo. 

La propuesta de Julio Guzmán de elevar la productividad, desarrollando las capacidades de las personas, es una idea bien intencionada ya que los jóvenes ganarían al ser capacitados y, por ende, mejorarían su empleabilidad. No obstante, es necesario aplicar otras políticas relacionadas a la investigación e innovación en las medianas y pequeñas empresas, para que dichas empresas mejoren su productividad y así se cree mas empleo para el futuro.